Hale-Bopp, la navecita de Dios

¡Hola! ¿Saben lo que pasó el 26 de Marzo del 97, amiguillos? ¡Un grupo de religiosos estúpidos se murió! No, no. Quiero decir, un grupo de elegidos por nuestro Señor Dios fue enviado a una nave espacial hacia el Reino de Dios.
O algo así... o tal vez nosotros fuimos al Reino de Dios y ellos se quedaron en la tierra, sacrificándose por nosotros. O tal vez somos simulaciones o tal vez hay un gato Dios que nos mira y hace que hagamos estupideces o tal vez es un Dios perro o tal vez tú eres Dios y no lo sabes o tal vez no se sabe si hay Dios o si hay un Dios, ¿por qué si es benevolente permite la crueldad?, ¿por qué si es todo poderoso y no es cruel no impide la maldad? ¿Quiere esto decir que es malo? ¿Quiere esto decir que soy un Dios cruel? Por supuesto.



A las puertas del Cielo



Lo vi por primera vez en enero. Mis ojos se quedaron fijados en su inmensa luz, en las dos franjas que dejaba entrever en el completo abismo del cielo. Lo comprendí de inmediato, comprendí algo que no decía nada, era una señal que estaba escrita, codificada en la preciosa formar del cometa. Pronto nos iríamos de este mundo, entraríamos al Reino de Dios.
Cuando Do nos habló esa misma noche, cuando vimos los ojos de su viejo cuerpo terrenal comprendimos que había llegado la hora.
Cometa Hale-Bopp.
“Será cuestión de días o de meses como mucho. Sabemos de este cometa desde hace varios meses, sabemos que es la señal que Ti ha mandado a quienes todavía albergaban dudas sobre el Reino por encima del Nivel Humano. Embriáguense de dicha. El Reino de Dios está entre nosotros; está a tan solo tiempo terrestre de nuestro alcance. Mi padre, Ti, que abandonó la tierra ya hace unos años, nos lo mencionó en ese entonces y antes de que él llegara yo ya lo sabía. Lo hemos sabido desde hace dos mil años, cuando los humanos nos rechazaron por primera vez… y ahora ustedes lo saben de nuevo, cuando los humanos lo rechazan nuevamente, acusándonos de ser El Anti-Cristo.”
El Anti-Cristo eran ellos. Recordé sus palabras, su meticulosa y cuidada elección de palabras, su melodiosa y armoniosa voz. Sentí asco por lo que fui alguna vez. Ropa, joyas, comida, sexo, drogas, los humanos se entregaban a los placeres de sus cuerpos carnales como nada más que animales en una sobredosis de sensaciones. Yo fui uno de ellos, pero también un rechazado, alguien discriminado por su vehículo. Triste es la vida de los humanos, identificándose con la simple carne que controlan, sin darse cuenta de que hay algo más en ellos que su cabello, que sus dientes, que la forma en la que se presentan a los demás y las juntas que mantienen para ser aceptados.
El Reinado del Anti-Cristo ha durado ya lo suficiente. Hablando en el nombre de Dios, de Ti y de Do. ¿Cómo de sinvergüenzas hay que ser para rechazar el Nivel por encima del Humano, a sus mentes, por un pedazo de carne que se descompone día a día? ¿Cómo de insensatos se tiene que ser para abandonar la palabra de Ti, para creer que las necesidades de uno mismo están por encima de todo? ¿Cómo de incrédulo hay que ser para pensar que con tan solo creer, tener Fe en Dios podrás entrar a su Reino?
Mi mente ansia el momento en el que esté en el Reino por de los Cielos. Un reino en donde las necesidades carnales no imperan; solo somos nosotros y nuestro amor a Ti. La infinita belleza de cada uno de nosotros y de los cuerpos que ocuparemos en su Reino.
Desde enero, cada vez que vi al implacable cometa me sentí más cerca de casa. Applewhite, Do, nos dijo que una nave que iba junto al cometa Hale-Bopp, que nos llevaría al Reino de Dios.
“La estela azul. ¿La ves?” dijo Gnoldy alguna noche de febrero.
“Sí, claro. ¿Qué tiene?” le pregunté yo. Srrody nos veía silenciosamente, él sentía un poderoso amor por Ti, un amor que le impedía hablar largo y tendido sin sentir repulsión. Se sentía genuinamente disgustado por su vehículo carnal. Solía mirar al horizonte con él y siempre decía, con cierto dolor al hablar, que el verdadero anochecer, el oscuro color de las tinieblas era la verdadera belleza que se presenciaba el atardecer. Luego dirigía sus ojos a las estrellas y recordaba que en algún lugar en la vastedad estaba el Reino de Dios y nosotros estábamos aquí, varados y condenados a estar entre vísceras y carne. Sonreía y podía ver la nostalgia de su vida ignorante en sus ojos, sonreía y era una expresión genuina, como si conociera la felicidad ahora que Do lo había llevado por el buen camino, lejos de la blasfemia de las religiones. 
“La estela azul es la estela que deja nuestra nave, ¿pueden imaginárselo? Dejar este mundo, dominado por la ignorancia y por la vanidad, por las ‘familias’ falsas que nos han adoctrinado, como si fuéramos títeres. Lo dejamos todo, vamos hacia el Reino por encima del Nivel Humano.” Sonreímos todos y nos abrazamos, sentimos verdadera plenitud.
En los meses que siguieron antes de Marzo intentamos reclutar a más gente a que comprendieran el Nivel Evolucionario por Encima de los Humanos, algunos nos veían con disgusto otros comprendían la inmensa señal que pasaba por nuestro planeta. Veía la ilusión en sus ojos. La parte difícil era hacerles comprender que nuestros cuerpos no eran más que recipientes. Nosotros, los humanos, no somos más que la mente, el espíritu si prefieres, una mente implantada desde el Reino de Dios para engendrar los vehículos de carne. Resistir las tentaciones de nuestros cuerpos. Do había castrado su cuerpo terrenal junto con otros miembros más viejos, porque la devoción que sentíamos por Ti, por nuestro Padre, por Dios es tal que cualquier sufrimiento que este cuerpo terrenal pueda sufrir con tal de obtener su Reino era infinitesimal y en cambio nuestro amor hacia él más vasto que los océanos terrestres. Entraríamos en su nave tal cual como Jesús cuando se elevó en la colina y entró en la nube de luz, su nave.
El advenimiento de la nave, Do mencionó, sería por medio de nuestras mentes. Nuestros vehículos, nos desharemos de ellos y Ti se haría cargo de nuestras mentes que serían llevadas hacia la Nave Espacial en el cometa Hale-Bopp.
Llegó justo el día anterior del advenimiento con sudaderas, pantalones de deporte y muñequeras negras que recitaban “Cielo”.
Logo de Heaven's Gate.
Mi cuerpo temía pero comprendía el llamado. Mi mente se sentía débil, bebimos vodka con arsénico y cianuro. Las palabras de Do se hacían difusas, oíamos la voz sideral de Ti, sentimos como nuestras mentes etéreas se elevaban. Do cantaba una canción de cuna y creí ver su hermoso cuerpo del Reino de Dios y me dio su mano que era larga y brillaba y besó mi boca con un gesto de amor terrestre. Me dijo “Bienvenida”, en un idioma que nunca antes había oído, pero no lo oía, resonaba en mi cráneo y allá arriba todo era diferente.
Era igual; era todo y sonrisas y risas y música que comprendíamos a un nivel más allá del teórico porque hablaba de Ti y de Do y de nosotros que éramos los Discípulos de Jesús, hace dos mil años y hermanos de Applewhite, dos mil años después, y éramos unos y otros y también Ti y Do, aunque ellos no eran nosotros. Cada uno de nosotros ponía una semilla en la tierra que nacía y formaba a un hijo de Ti, a un nuevo humano. 
En el Reino de Dios había una felicidad que se inhalaba en cada metro, en cada segundo que pasaba y había un amor que silbaba en nuestros oídos y que pasaba por nuestros ojos que nos hacía comprender que el amor tenía forma y sonido. un olor y una definición. Ti consonaba con lo que nuestra mente quería y nuestros recuerdos humanos se desvanecían y se volvian Ti, porque Ti era todo lo que conocíamos era la pimera palabra que habíamos pronunciado y la última...
Y cada uno de nosotros era Ti, eramos un dedo, una molécula, un átomo de su inmensidad y pronto yo crearía más tierras y más de mis discípulos se unirían a mí, en mi inmensa soledad.

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