Los primeros pasos del hombre en la Luna

El 21 de julio de 1969 el hombre pisa por vez primera la Luna con la misión Apollo 11. Aquella tripulación estuvo conformada por los astronautas  Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins. Este último comandaba el Columbia, nave madre que no descendió hasta la superficie lunar, sino que la orbitaba mientras una nave más pequeña, el Eagle (Águila), alunizaba con Armstrong y Aldrin dentro.
A las 2:56 del 21 de julio, Armstrong se convirtió en el primer hombre en pisar la Luna.
Y bueno, la siguiente es una pequeña crónica ficticia basada en datos reales de ese memorable día.


“Hemos llegado a la Luna, y no se parece en nada al queso”

Cuando el Eagle se desprendió del Columbia, sintieron algo en sus corazones, una sensación extraña que ya nada tenía que ver con el temor de que algo saliera mal o las premuras de tener todo listo a su momento exacto. Podía ser alegría, de hecho era a lo que más se parecía, pero también había algo de desolación mezclada… ahora todo dependía de ellos y el pequeño Eagle. Si todo salía bien y lograban un alunizaje dentro de lo normal, recién llegaría la alegría y toda desolación se habría ido por completo.

Go, repitieron desde el Houston. Ahí empezaba lo bueno, pensaron, porque minutos antes de oír esa hermosa palabra, habían creído por un momento que no lo lograrían. Habían pedido permiso para seguir adelante a pesar de que estaban yendo demasiado a prisa y se habían alejado por completo del punto predeterminado de alunizaje. Pero era un claro y rotundo ¡Go!


Así que se entusiasmaron, Neil cambió el programa 64 por el 66 para poder manejar manualmente la dirección de la pequeña nave, mientras Buzz, silbando y mucho más tranquilo,  le dictaba las coordenadas. De pronto sintieron que una de las extensiones de la nave tocaba el suelo lunar, y luego una suave caída. Se miraron por un momento sin decir nada, luego se abrazaron entre risas y gritos. Habían alunizado satisfactoriamente en una zona denominada “Mar de la tranquilidad”.

“Houston…aquí base Tranquilidad, el Águila ha alunizado”


Todo lo histórico del mundo fue a posarse a sus cabezas. Era natural, serían los primeros hombres en pisar la luna y el orgullo no les cabía en el pecho. De hecho que ahora sí todo era alegría creciente. Buzz se quedaría en el mando, mientras Neil bajaría primero y consecuentemente diría su famosa frase que se quedaría grabada en las líneas de la historia de la humanidad. A Buzz no le causaba la más mínima envidia, sin embargo, hubiera deseado ser él quien dijera la primera frase, pero no para quedar en los libros de historia, sino para que su pequeño hijo lo oyera y se riera mucho. Porque a Andrew le interesaba mucho cómo era la Luna y no se creía nada el cuento de su hermano mayor, que le decía que era como un enorme queso.

“Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad”, dijo al mundo Neil minutos después de encender la cámara de video e iniciar su descenso. Tras él, Buzz se preparaba para salir a su encuentro.


Cuando Buzz observó el panorama desierto y luego fijó su mirada en la fina arena que acaba de pisar por vez primera, sonrío pensando en su frustrada frase célebre. E imaginando sus palabras como sonarían en un televisor o radio comunicó telepáticamente a su pequeño Andrew y al mundo entero: “Hemos pisado La Luna, y no se parece en nada al queso”. 


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